martes, 5 de julio de 2011

Sentido

Junto las manos mirando hacia un punto indefinido, perdida en ensoñaciones caminó las calles que latían vida a su alrededor.
No podía calcular cuanto tiempo llevaba caminando... dos... tres horas quizás ?... no sentía cansancio, no sentía directamente el alma.

Sentada, por fin en el algún banco de la plaza que sin querer había encontrado, los recuerdos pasaban dentro suyo como hojas de un viejo almanaque amarillento.

Supo que lo amó, sin escarceos ni condiciones.

Quizás no fue entendida...
Amó demasiado, algunos dijeron, sin esperar que el boomerang que es la vida le devolviese lo mismo... o sí?

Pero no... no volvió a ella lo tan deseado.
Como nidos vacíos tenía las manos, desoladas de tibiezas... salpicadas de llanto inútil, lastimadas por la angustia del olvido.

Un anciano que acertó a pasar por el lugar, la devolvió a la realidad, preguntándole la hora...

_no sé, perdone usted...dijo
.no llevo reloj musitó apenas.

Y alcanzó a sentir como ese hombre sin rostro se iba farfullando una letanía incoherente entre sus labios, debido a su respuesta.
Se dio cuenta que era una mujer sin tiempos... sin días por venir... sintiendo sombríos y ajados sus días.
Sintió a pleno el rayo de sol que atrevidamente corría y le dejaba el calor por su cara... aspiró el aire... sintió la brisa que rompía en flores de mil aromas... y supo que todo lo que ella tenía dentro eran sus tesoros, sus valiosos tesoros hechos de afectos y amores.

En ella estaba conservarlos como tesoros o sentirlos como lastres.
Se incorporó del banco de esa plaza.
Los pájaros le hacían travesuras sobre la cabeza, instándola a volver a su hogar;
ya no se sentía vacía.
Tomó una bocanada de aire como si de combustible se cargara y emprendió con una sonrisa el camino hacia su casa.
Sonreía ahora.
Sonreía a la vida.


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